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Entrevista con Carlota Caulfield
Maria Esther MACIEL (publicada en: BRÚJULA<>COMPASS - Boletín del Instituto de
Escritores Latinoamericanos / Newsletter of the Latin American Writers
Institute Eugenio María de Hostos Community College of CUNY Oficina de Asuntos Académicos
/ Office of Academic Affairs Departamento de Humanidades /
Humanities Department New York, Vol. 1, Número/Issue
10 — 2004 ) _____________________ Carlota
Caulfield - Ganadora del Primer Premio hispanoamericano de poesía “Dulce
María Loynaz”, la poeta cubana habla sobre sus libros y los juegos de
subjetividades en su obra, en un diálogo con la crítica brasileña María
Esther Maciel de la Universidade Federal de Minas Gerais, Brasil. _______________________ Maria
Esther Maciel: Puede considerarse que tu
poesía, al mantener un diálogo creativo con diversos campos del saber, es una
invitación siempre abierta a la práctica poética de lo interdisciplinario. No
circunscribes tu palabra al
espacio de la literatura, sino que buscas en la filosofía, en las ciencias
ocultas, en las artes plásticas y visuales, y en las tecnologías contemporáneas
muchas fuentes para el proceso de construcción de tus poemas. ¿Podrías hablar
un poco de las intersecciones que existen en tu poesía con otras áreas del
conocimiento? Carlota
Caulfield: Maria Esther, mi poesía es un coro de muchas
voces y una piel con tatuajes múltiples. Severo Sarduy definió su escritura
como transvestismo, metamorfosis continuas, referencias a otras culturas,
mezcla de idiomas, múltiples registros de voces, y en definitiva muchos
gestos. Me cautiva esta idea de Sarduy y me parece que se aplica
perfectamente a mi poesía. Con registros diferentes, mi poesía celebra muchos
gestos. En la
primavera de 1997 la revista norteamericana ANQ editó un número
especial dedicado a la influencia de la poesía norteamericana en la obra de
los escritores hispanos. Edward Stanton, el editor de este número, me invitó
a colaborar. Yo no quería escribir un ensayo tradicional pues no iba a
responder a mi verdadera relación con la literatura norteamericana. O quizás
deba decir en mi caso, la cultura norteamericana. Se me ocurrió un ensayo
bastante libre a la manera de un collage al que titulé “From El ratón miquito
to Jack Foley; Chorus with Multiple Tattoos” (Del Ratón Miquito a Jack Foley.
Coro con tatuajes múltiples). A manera de prefacio a mi respuesta te cuento
que aparecieron en mi ensayo muchos autores, músicos, personajes de
cartoons... me encanta lo que dijo John Cage al hablar de las influencias en
sus composiciones, ese “Here Comes Eveybody” que a la vez el compositor norteamericano
tomó prestado del Finnegans Wake de James Joyce. Así que mi HERE COMES
EVERYBODY o El ratón miquito (Micky Mouse), es el gato Félix (Felix de Cat),
Super Pipo (Goofy), Edgar Allan Poe, T.S. Eliot, Ezra Pound, Henry Miller,
Anaïs Nin, Anne Sexton, Mina Loy, Isaac Bashevis Singer, Author unknown,
Louis Armstrong, Billie Holiday...
para citarte sólo algunos de los invitados a la fiesta. Creo que mi
padre Francis Caulfield fue quien me inició en esta danza de voces. No sólo
alimentando mi apetito con ciertos clásicos de la literatura norteamericana,
sino también con la música, a la que muchas veces le he debido poder
escribir. Quizás
todo me venga de mi extraordinaria pasión por los diccionarios. Mi gran
tesoro cuando yo tenía 7 años era un Larousse ilustrado que cuidaba
con gran celo. También descubrí en la curiosa biblioteca de nuestra casa un
libro sobre Paracelso. Así empezó mi pasión por los alquimistas. Años más
tarde, en 1981, cuando vivía en Zürich,
no sólo disfruté enormemente paseándome por los portales que había
pisado Paracelso, sino que pude
consultar algunos tratados originales de alquimia en la Biblioteca Central de
la ciudad. Si vas a mi Libro de los XXXIX escalones, uno de los poemarios más
tatuados de mi obra, vas a encontrar muchas referencias a la alquimia en
relación con la pintura, en particular con la surrealista (el libro está
dedicado a la pintora Remedios Varo) y a lo autobiográfico. Además de las
ediciones limitadas de este libro, una publicada en Los Angeles (bilingüe español-inglés,
y la otra en San Francisco-Venecia (español-italiano) el Libro de los
XXXIX escalones se publicó también como multimedia, con el subtítulo: “ a
poetry game for discovery and imagination” en formato CD-Rom en 1999 por
InteliBooks de California. La
multimedia es un formato casi ideal para el tipo de poesía que me gusta
hacer, un tipo de poesía hipertextual. Lo más importante de estos poemas
electrónicos es que son interactivos. Cada acción del "lector"
--oprimir una tecla, apretar un botón electrónico en el ratón, etc.-- genera
una reacción del poema. Textos que estaban ocultos se muestran o cobran vida
propia y algunas veces se acompañan de música y sonidos. De hecho, gran parte
del libro está oculto a primera vista y depende de la curiosidad del lector
el descubrir esos aspectos de hipertextualidad e intertextualidad latentes en
los poemas. Mis treinta y nueve poemas dialogan con la pintura renacentista,
la poesía sufí, la alquimia, el misticismo judío, la vanguardia y mis
memorias personales, tanto escritas como fotográficas. El libro fue creado
como homenaje al laberinto de la imaginación y a mis gatos, en particular a
Amach, felino adivino con poderes de parasicología, un total maestro Zen, que
murió en septiembre del 2001. El
teatro y el performance han influído en mi obra, pero mejor no entro en este
tema, porque aún hay otras preguntas por el camino. M.E.M.:Otro aspecto de tu poética es la experimentación. La
experimentación (o experimentalismo) es una de las huellas de la poesía de
vanguardia que continúa viva en la escritura contemporánea. ¿Cómo definirías
tu relación con las poéticas de vanguardia? C.C.:En cuanto al experimentalismo, tienes el ejemplo de una de mis
primeras aventuras en computadora, el
diskette Visual Games for Words & Sounds. En 1993 diseñé
con Servando González este libro electrónico de hiperpoemas a los que llamé collaged
poems, termino del poeta norteamericano Jack Foley. Ese libro experimental fue pensado
como un homenaje a la vanguardia internacional y al misticismo. Hay poemas a
lo DADA que juegan con ideas budistas, referencias a literatura española
medieval, a Joyce. En ellos Cage vuelve a ser una presencia importante, así
como la música del compositor norteamericano Alvin Curran. Hay poemas en
inglés, alemán, español e italiano. También los poemas hacen un homenaje a la
danza moderna (yo había asistido a un taller de danza con una alumna de Alvin
Alley y me sentía inspirada) y bueno, como siempre, lo autobiográfico. Así
que viajé por diferentes temas y experiencias que están muy relacionadas con
mi vida. Fue muy divertido crear esos juegos visuales, pero ya son parte del
pasado. Son imposibles de ver en las nuevas computadoras. Podemos quizás
hablar de un arte efímero de computadora, por lo que mis collaged poems
fueron un producto típico de nuestro tiempo, donde todo padece de una rápida
condición perecedera. Podríamos
seguir hablando de experimentación por mucho rato. Soy una apasionada del
avant-garde, tanto del europeo como del hispanoamericano, y desde el año 1994
he estado muy atenta a lo que pasa en la poesía experimental catalana. He
pasado largas temporadas en Barcelona y he podido participar del movimiento
catalán de poesía experimental. Entre mis buenos amigos catalanes se cuentan
algunos poetas visuales como Xavier Canals. Barcelona fue desde 1890 un
centro importante de poesía experimental, (pensemos en los caligramas de
Antoni Bori i Fontestá y en los caligramas y poemas visuales de Josep María
Junoy y J.V. Foix), y es hoy en día uno de los centros más dinámicos de
poesía experimental en el mundo. Te encuentras en Cataluña un movimiento de
polipoesía que tiene una gran fuerza. El término poesía experimental reúne
muchas tendencias: poesía visual, poesía concreta, poesía objeto, poesía
sonora, poesía fonética, poesía video, poesía acción. Algunos de los poetas
más conocidos han sido Joan Brossa y Guillem Viladot. Otros poetas
innovadores son Xavier Sabater,
Carles Hac Mor, Esther Xargay, Enric Casassas, Albert Subirats,
Bartomeu Ferrando, Pere Sousa, Josep M. Calleja y Eduard Escoffet. Aquí tengo
que volver a aparecer, no como poeta, sino como editora de Corner,
revista electrónica dedicada a la vanguardia <http//www.cornermag.org>.
Corner nace gracias a mi interés por la poesía visual catalana y al
gran estímulo de Xavier Canals y la fotógrafo Teresa Hereu. El primer número
del otoño de 1998 está dedicado a la vanguardia catalana, y en ella los
lectores pueden leer un entrevista clave de Canals con Brossa. En el año 1999
participé con Corner en la exposición “Poesía visual catalana”
organizada por Calleja y Canals que se inauguró en 1999 en el Centro de Arte
de Santa Mònica. Aquella exposición también podía haberse titulado “Here
Comes Everybody from Cataluña” ya que estaban presente desde Ramon Llull con
algunas de sus “figuras combinatorias” hasta los poetas visuales más jóvenes.
Siempre trato de estar en compañía de los experimentalistas. M.E.M.:¿Cuál es la importancia del surrealismo en tu poesía? C.C.: Esta pregunta me lleva al año 1995 cuando gané en Italia el
premio Riccardo Marchi por una colección de tres poemas en español e italiano
(traducidos por Pietro Civitareale). Me llamó la atención que el jurado
considerara mi “Para Cornelius” un texto surrealista. La verdad es que cuando
lo escribí no pensé en poesía surrealista, pero al parecer la música
experimental norteamericana e inglesa, que escuché al escribirlos, dejó su
huella en el tríptico. En realidad no creo que mi poesía, aunque a veces sea experimental,
tenga mucho de surrealista. En mi poesía hay muchas presencias. Diferentes
críticos la han llamado confesional, postmoderna, etc. La verdad es que me
encantaría ser más surrealista. Me fascinan algunos poemas surrealistas de
amor escritos por Louis Aragon, René Char, Robert Desnos, Paul Eluard, Joyce
Mansour, Alice Paalen, Benjamin Péret, así como las recetas para tener sueños
eróticos de Remedios Varo. M.E.M.: Uno de los aspectos que más me llaman la atención de tu libro A
las puertas del papel con amoroso fuego es el uso de estrategias de
ficción. Inventas cartas apócrifas de personajes históricos y literarios,
reinventas a esos personajes y estableces relaciones amorosas entre ellos.
Esa práctica de artificio, de escenificación de subjetividades ficticias que
apunta sin lugar a dudas hacia la obra de Fernando Pessoa y Borges, no ha
sido muy explorada por la poesía contemporánea, sino que se encuentra más en
el campo de la narrativa de ficción. Me gustaría que me comentaras un poco
sobre la función de esas estrategias en tu poesía. C.C.: El poeta y crítico Jack Foley dijo una vez que yo era una
poeta-arqueóloga. Aunque detesto todo tipo de clasificación, esta
denominación me encantó. Durante mi adolescencia quise, además de ser
alquimista como ya te mencioné, ser actriz, y después, más que arqueóloga,
ser antropóloga. Pero al final lo que estudié en la Universidad de La Habana
fue historia, para después dedicarme a la enseñanza de la literatura española
e hispanoamericana en los Estados Unidos. De ahí quizás me venga esa pasión
por rastrear, por descubrir marcas dejadas por otros, en particular por otras
mujeres. A las
puertas del papel con amoroso fuego es un
libro que se inspira en parte en las Heroidas de Ovidio. Una de mis
lecturas preferidas de todos los tiempos ha sido El arte de amar de
Ovidio. Si recuerdas, en este
libro el poeta invita a la lectura de Anacreonte, Safo, Menandro, Propercio,
Tibulo, Virgilio, y otros poetas clásicos. También creo que urge a las
“estudiantes” a leer sus Amores y las Heroidas, sobre todo
porque el segundo libro es un género nuevo del que se considera inventor (Ignotum
hoc aliis ille novavit opus). Bueno, Ovidio, contrariamente a otros
poetas (tienes el caso de Propecio que habla de su deuda poética con Calímaco)
no se declara heredero de ningún otro poeta en la creación de sus Heroidas.
Y es cierto, ya que aunque existían elegías latinas, como las de Propercio,
que hablan sobre todo del poeta como amante, lo que hace Ovidio en sus Heroides
epistolae es totalmente revolucionario. Ovidio explora los detalles de
las historias de sus famosas heroínas (Medea, Ariadna, Fedra...) y las
transforma en amantes modernas, expertas en el arte de la retórica, con
personalidades muy definidas que se distinguen las unas de las otras. Soy
una discípula moderna de Ovidio, a él le debo mi inspiración para mi poemario
A las puertas del papel...Como en las Heroidas, mis poemas
tienen el eco del famoso odi et amo de Catulo (otro de mis maestros).
Mis heroínas, como la Fedra de Ovidio, hablan de la escritura como una pasión
que domina todo tabú, toda modestia, logrando lo que el discurso oral hace
imposible. El libro empieza con un verso de Safo que dice “y rota / calla la
lengua, mientras la mano escribe”. A las puertas... está compuesto por
37 cartas de mujeres conocidas y desconocidas. Hay en ellas una especie de
“tragedia lúdica” que disfruto mucho, ya que el amor es precisamente eso. Debo
retormar el hilo de tu pregunta y contestarte que sí, que reinvento a estos
personajes de muchas maneras diferentes, aunque celebro mucho de sus voces
reales. Es un género epistolar peculiar por esa práctica de artificio a la
que te refieres. El lector se encuentra con referencias a cartas existentes e
inexistentes de mujeres famosas (Lucrezia Borgia, Isadora Duncan, Rosa
Luxemburgo, Carolina Lamb, Flora Tristán, Gertrudis Gómez de Avellaneda) que
se confunden (a pesar de la cursiva tramposa que uso muchas veces para
distinguir los textos reales de los imaginarios) con mis propias invenciones y
fantasías. Entre estas mujeres no podía faltar la famosa Sor Mariana de
Alcoforado, aquella monja portuguesa del siglo XVII cuyas cartas causaron
tanto revuelo, y que más tarde inspiraron un texto clave en la historia del
feminismo portugués, Novas cartas portuguesas (Livro das três Marias)
de 1971, obra escrita por
Maria Isabel Barreño, Maria Teresa Horta y Maria Velho da Costa considerada
de inmediado una obra maestra, y censurada casi de inmediato por el gobierno
portugués. Tú
mencionas a Pessoa y a Borges, los grandes maestros de ficciones. Sobre todo
me interesan las mascaradas líricas, por eso la heteronimia e ideologías
estéticas de Pessoa siempre me han resultado atractivas. Aunque ya todo está
en los poetas malditos ese “ser el otro que es uno mismo para ser además ‘je
suis plusieurs’ ”. En las ficciones de Borges hay una consciencia irónica de
trampas y abismos que me inspiran. En definitiva, que soy partidaria del
sujeto múltiple. Mi
poemario Oscuridad divina es otro juego de mascaradas. Es un libro de
1985, fecha en la que me inicio en el “yo soy otras” pero no con mujeres
reales de la historia, sino con diosas de la mitología universal, muchas de
ellas poco conocidas. Tanto Oscuridad
divina como A las puerta del papel con amoroso fuego han navegado
con buena suerte en el mundo literario, con premios y varias ediciones en
diferentes idiomas. La editorial InteliBooks publicó en octubre del 2001 una
edición bilingüe (español/inglés) de A las puertas... Oscuridad fue
publicado en Italia en 1990, después de que recibiera el Premio Internacional
de poesía “Ultimo Novecento”. M.E.M.:También en relación con la pregunta del juego de subjetividades,
¿cómo explicarías la paradoja del título de tu libro Autorretrato en ojo
ajeno?¿Es acaso un ejercicio de "otredad"? C.C.: Vuelves a ponerme en el ojo ajeno... a reflexionar sobre mis
miradas. La verdad es que esta pregunta es difícil, pero intentaré
contestarla. La
portada del libro es la clave de muchos poemas del mismo. Escogí poner en
ella uno de mis cuadros favoritos, el Autoritratto nello specchio convesso
de Francesco Mazzola, conocido como Parmigianino (1503-1540) que está en
el Kunsthistoriches Museum de Viena. Empecé a escribir los poemas de este
libro precisamente en Viena, después de una visita de más de tres horas a mi
amado cuadro. El libro se divide en dos partes: En un espejo convexo y
Tríptico de furias. Por cierto que Pessoa aparece mencionado en uno de los poemas que se
titula “Desde una ventana de San Francisco”. Pero volvamos
al cuadro en que Parmigianino mira al que lo mira en un ejercicio de otredad,
con cierto desafío irónico. Mi libro es ese mírame y descúbreme en un juego
de sombras chinescas: “Hasta el eje sediento de mi centro / no existe ningún
espejo claro”. En mis poemas el sujeto poético se pone un antifaz para no ser
descubierto del todo, pero también se lo quita para ser descubierto. Autorretrato... es al mismo tiempo un libro de
poesía erótica y un homenaje a la pintura. M.E.M.: ¿Cuáles son tus libros de cabecera? ¿De qué forma los autores que
amas te estimulan en tu proceso creativo? C.C.: Mis libros de cabecera son muy variados. El Oráculo manual y
arte de prudencia de Baltasar Gracián me ayuda a sobrevivir día a día, y a
no morir atrapada en la intrigas y en el caos del mundo. Otra de mis biblias
es Il Grande Lupo Alberto, un libro dedicado al famoso y simpático
lobo italiano creado por Silver. Este es un libro de tiras cómicas que me
hace feliz. Otros libros que me han acompañado durante mucho tiempo son Zen
in the Art of Archery de Eugen Herrigel, una antología de poesía
irlandesa, un librito de haikus, una traducción al inglés de la poesía
completa de Catulo, Open Closed Open, antología de la poesía de Yehuda
Amichai, De umbral a umbral de Paul Celan, Variaciones sobre el
pájaro y la red con La piedra y el centro, ensayos de José Angel
Valente, la correspondencia entre Mayakovski y Lili Brik, y la de Kurt Weill
con Lotte Lenya. También El pulso de las cosas, una antología poética
de Henri Michaux y La casa de cartón de Martín Adán. Valente,
Celan y Amichai me enseñan a ser poeta. Hay otros autores que me apasionan,
entre ellos Trakl, pero prefiero no seguir añandiendo a la lista, ya que
tendría que irme al Siglo de Oro español y a la poesía italiana. M.E.M.:
En terminos generales, que podrías decirme sobre la poesía latinoamericana
contemporánea. ¿Cuáles son las principales corrientes de creación poética en
nuestro continente? C.C.: La poesía latinoamericana que más conozco es la mexicana. Siempre
me han interesado mucho los contemporáneos, en particular José Gorostiza y
Gilberto Owen (latinoamericano-irlandés como yo). También fui hace años una
lectora voraz de Octavio Paz. De los poetas más jóvenes, digamos de los nacidos
después del año cuarenta, tengo algunos favoritos: Francisco Hernández, Coral
Bracho, David Huerta, Elva Macías, Gloria Gervitz, Pura López Colomé y
Eduardo Milán, entre otros. De
Brasil: Cecilia Meireles, Adelia Prado, Ana Cristina César, y Maria Esther
Maciel. En los últimos meses he leído a Floriano Martins. De la poesía
argentina conozco bien la obra de Alejandra Pizarnik y Luisa Futoransky. La
segunda parte de tu pregunta me obligaría a convertirme en crítico literario,
pero además no creo que conozca suficiente de poesía latinoamericana para
contestarla. Lo
único que puedo comentarte es que encuentro en la poesía latinoamericana
mucho riesgo iluminador. Hay poetas que me sorprenden constantemente con sus
exploraciones del lenguaje, en su decir barroco-surrealista, en su equilibrio
y su desmesura. M.E.M.: ¿Podrías hablar un poco de la poesía cubana escrita en los
Estados Unidos? ¿Cómo trabajas el tema del exilio en tu poesía? C.C.: De la poesía cubana escrita en español en los Estados Unidos la
que más me interesa es la escrita por mujeres, con la excepción de la poesía
de José Kozer , Jesús J. Barquet y Rodolfo Häsler. He estudiado como crítica
literaria la obra de Juana Rosa Pita y Magali Alabau. En la poesía de Pita
hay mucha innovación idomática y un lenguaje conversacional que me atraen.
Encontramos en su obra una gran insatisfacción con la historia predicada, y
la poeta, con gran desafío, la reescribe a través del mito. Sus novedosas
propuestas se encuentran bien representadas en Viajes de Penélope y Crónicas
del Caribe. Por su parte, Alabau es una de las poetas cubanas más
transgresoras de la actualidad. Su poesía es heredera de su experiencia
escénica, ya que la poeta se dedicó durante varios años (tanto en Cuba como
en Nueva York) al teatro, como actriz y directora. Me interesa también en
Alabau su reescritura arriesgada de mitos clásicos a partir de una posición
feminista. Esto lo vemos sobre todo en su Electra, Clitemnestra. Pero
sus libros La extremaunción diaria y Ras son obras esenciales
para entender la realidad enajenante e insuficiente que rodea al escritor
exiliado. La ciudad de Nueva York es el espacio principal donde la poeta
lleva a cabo sus enfrentamientos humanos/su búsqueda del ser. Alabau
trastorna puntos de referencia de lo considerado “normal” y crea dimensiones
esperpénticas a partir de la mirada del sujeto poético insatisfecho, un
sujeto que se sirve de la paradoja, la ironía y el humor negro para leer la
ciudad y la casa/cuerpo desde zonas de excentricidad. También me interesa
mucho el tema de la violencia en esta poesía. Otras
poetas relevantes son Maya Islas, Alina Galliano y Lourdes Gil. He publicado
dos libros que se dedican a las poetas cubanas de la diáspora. Ellos son Web
of Memories, Interviews with Five Cuban Women Poets y mi libro más
reciente Voces viajeras, una antología que se dedica al tema de la
peregrinación y el viaje en poetas cubanas. Además incluyo a otras poetas que
no viven en los Estados Unidos. Mi
primer libro, 34th Street and other poems, escrito en Nueva
York en los ochenta se inserta en parte dentro del espacio de mucha de la
poesía cubana de la diáspora en cuanto al terma de la nostalgia. Es un libro
dedicado a mi madre y que narra poéticamente muchas de mis experiencias en la
ciudad de Nueva York. No con el desgarramiento que encontramos en la poesía
de Alabau, sino con una mirada crítica pero hasta cierto punto armoniosa, de
un sujeto poético en viaje de descubrimiento y rememoraciones de la infancia.
Llegué a Nueva York desde Zürich en 1981 y aunque mi vida no fue un paraíso
en lo material, Nueva York fue mi espacio cosmopolita de iniciación poética. El
resto de mi obra deja atrás estos referentes del exilio, hasta el Libro de
los XXXIX escalones en el que regreso a La Habana y a Zürich, y sobre
todo a mi niñez, pero a través de juegos alquímicos y lecturas de cuadros
surrealistas. Jesús J. Barquet, uno de los críticos que con más atino ha
estudiado mi poesía dice que gran parte de mi obra resulta excéntrica dentro
de la poesía cubana del exilio, pero a la vez trata, como un buen detective,
de encontrar la presencia de lo cubano en mi poesía a toda costa,. Barquet
dice que mis malabarismos y exotismos no han sido nunca ajenos a la poesía
cubana, y menciona a Julián del Casal y José Lezama Lima. El libro de Barquet
Escrituras poéticas de una nación: Dulce María Loynaz, Juana Rosa Pita y
Carlota Caulfield, publicado en La Habana por las Ediciones Unión en 1999
es una buena fuente para los lectores que se interesen en rastrear mi
identidad cubana. En definitiva, no me interesa defender ninguna identidad en
particular, quizás la única que me atreva a defender sea la de poeta. M.E.M.: Has recibido importantes premios literarios en varios países. ¿En
qué medida esos premios han impulsado tu proceso creativo? ¿Cómo ha sido la
recepción de tu poesía fuera de los Estados Unidos? C.C.:Los premios literarios me han hecho conocer a gente muy
interesante. También me han dado más lectores. En algunos casos, gracias al
premio, una selección de mis poemas se ha publicado en alguna que otra
revista literaria. Nunca he pensado que los premios impulsan mi proceso
creativo. Y la verdad es que no creo mucho en los premios literarios. Claro
que me gustaría ganarme uno que dé muchísimo dinero y me libere de ciertas
"cadenas cotidianas", pero para eso tendré que escribir una
novela best-seller y
presentarla en España, por ejemplo. Con este dinero me iría a vivir a la isla
de Menorca. Mi poesía ha sido traducida al italiano. En 1988 recibí el Premio
Internacional "Ultimo Novecento" y mi libro Oscurità divina se publicó en Italia, como
ya te mencioné. Al italiano me han traducido los poetas Pietro Civitareale y
Carlos Vitale. Hace muchos años publiqué bastante en revistas literarias de
Venezuela, y en los últimos años en España. Aparezco en las antologías Las
poetas de la búsqueda y The Other Poetry of Barcelona. También han
salido poemas míos en Barcarola, Cuadernos del Matemático, Cafè
Central, Turia, y otras publicaciones. El Primer Premio de Poesía Hispanoamericana "Dulce María
Loynaz" ha impulsado la difusión de mi poesía en España. Presenté Movimientos
metálicos para juguetes abandonados en la Casa de América de Madrid en
mayo del 2003 y desde entonces tengo más lectores. Mis poemarios publicados
por las editoriales Torremozas y Betania de Madrid se han vendido más.
También mi libro Movimientos metálicos... llegó a Cuba, y se presentó en algunos actos de homenaje a
la Loynaz. M.E.M.: En tu poemario Movimientos metálicos para juguetes abandonados
mezclas imágenes urbanas contemporáneas con referencias culturales que se
remontan al mundo greco-latino y a las tradiciones orientales. ¿Podrías
hablar un poco sobre esas intersecciones temporales en tu obra? C.C.: Las imágenes de la ciudad son una constante en mi poesía. Quizás
se deba a mi condición casi nomádica. En cuanto a la presencia del mundo
greco-latino y las tradiciones orientales, sí, sin lugar a dudas, son
ingredientes que se mezclan en muchos de mis poemas. La ciudad de Roma es
presencia fundamental en dos poemas de mi libro Quincunce. Roma
contiene muchos referentes poéticos y simbólico-personales. Marcial entre los
poéticos. El libro comienza con una cita de su Libro 10, Epigrama 58 en la que el poeta dice: "mas
ahora lo inmenso de Roma nos desgasta / ¿Cuándo aquí un día es mío? Nos
zarandea el golfo / de la urbe, y la vida muere en empresas vanas.../ No es
digna de un poeta semejante desgracia." La Roma de Marcial es para mí
símbolo de la ciudad post-moderna, de la inquietud existencial en que vivo,
del ser observadora y participante de un mundo anti-poétco, raro y a la vez
fascinante, pero en el que me siento siempre una extranjera. La Roma de
Marcial es ya una ciudad contaminada por el caos, un caos similar al nuestro.
Mi poema también dialoga con "Via Delle Terme di C" del
compositor norteamericano Alvin Curran, compuesta para la RAI en 1994. Es una
pieza musical donde poesía latina (la voz de mi maestro Isidoro Mauleón
leyendo a Marcial) se mezcla con el sonido del agua romana. Homenaje a las
termas romanas y a la ciudad de Roma. Es, como todo lo que hace Alvin, una
pieza reverente-irreverente y tradicionalmente experimental. Una mezcla
volátil de lirismo, caos, estructura y chance. Ese caer de agua moja mi poema. En cuanto a lo simbólico-personal el poema (y otros poemas) se
relaciona con uun accidente romano. Mi primer viaje a Roma en 1988 como
huésped del novelista Costantino Forti y un accidente automovilístico a la
entrada de la ciudad que me transfomó en "caminante" eterna. En mi poemario Movimientos metálicos para juguetes abandonados
la ciudad de Roma aparece representada por "una vieja casona
romana" como referente para comparar mi ciudad natal, La Habana, ciudad
majestuosa aún en sus harapos forzados, en su ruina. Quizás "Les Cages
sont toujours imaginaires" que tiene por título el poema y que es a su
vez el título de un cuadro de Max Ernst sea el "patio central" de
todo el libro. En cuanto a las "tradiciones orientales" como tú las
llamas, te confieso que es una de mis pasiones. He sido una atrevida
traductora de poemas eróticos chinos y japoneses, pero no sé ni chino ni
japonés. Mis versiones han partido de traducciones al alemán, francés e
inglés. Algunas de ellas pueden leerse en la revista de PalabraVirtual.com de
la poeta salvadoreña Dina Posada. La literatura japonesa siempre me ha
interesado, y mucha de mi curiosidad por ella nace de mi interés por el
Budismo Zen. Mi relación con lo chino es diferente. En Movimientos hay "Cuatro cuentos chinos" que
surgen de mis lecturas sobre alquimia china y cuentos sobre papalotes y
vuelos fantásticos. En parte le debo esta pasión por lo chino a Almir de
Campos Bruneti, fallecido no hace mucho en Brasil. Cuando era su estudiante
de literatura brasileña y portuguesa en la Universidad de Tulane me regaló
algunos libros en portugués, sobre laberintos y curiosos seres voladores, en los que China era el centro
de muchos universos. Un ensayo mío sobre O Mandarin de Eça de Queiroz
fue la llave mágica para que mi profesor me dejara disponer de su biblioteca.
M.E.M.: ¿Hasta qué punto los elementos autobiográficos aparecen en Movimientos
metálicos...? ¿Cómo
articulas tus experiencias personales dentro del poema? C.C.: En mis poemarios anteriores los elementos autobiográficos aparecían
casi siempre enmascarados o confundidos en diferentes voces poéticas. En Movimientos
metálicos...dejo que salgan a la superficie. Este libro es, de cierta
forma, un diario de viaje. En el libro hay varias referencias a mis
antepasados, en particular a mi abuelo irlandés Edward Henry. Los poemas
"Rue de la Messine I y II" representan dentro del libro una visita
al pasado en un presente muy cercano. Lo mismo sucede en
"Bitácora". La voz poética empieza su camino en "Londres,
cualquier día", primer poema del libro, y se detiene, mientras en
Londres, en diversos espacios de la memoria que se identifican como París y
Mahón, ciudades clave en esta trayectoria. Prefiero
terminar tu pregunta con un fragmento de una reseña sobre Movimientos
metálicos que acaba de aparecer en la revista Caribe 6. El crítico
español Jaime D. Parra escribe: Pero no es sólo el movimiento, este ir y venir de
un tiempo a otro, de un arte a otro empapándose incluso de su sensualismo (de
Rubens a Catulo), sino también de determinados simbolismos, como el del
vuelo, que aparece en la rememoración de Leonardo da Vinci hasta el zepelin
del siglo XX; simbolismo que es doble: por un lado asociado con la imagen de
los pájaros y los seres alados y por otro con el mundo mecánico de la
aviación, aunque en ambos casos con un sentido claro, el de la superación y
la ascención. Otro símbolo dentro de la misma área –el autoconocimiento- es
el del ojo-espejo-sol, con varios sentidos: así, por ejemplo, en un cuento
chino puede asociarse a la alquimia, mientras en otro fragmento se asocia con
el mundo de Plotino. Pero es en “Ojo de ojos”, donde la poeta se acerca a
otro arte visual o de la mirada: la fotografía (en este caso de Catalá Roca).
El mundo del arte y los artistas, así, se va haciendo presente, sin olvidar tampoco
el de los pensadores y los místicos: Lao Tsé, Ramón Llull. Y así llega a la composición última -¿viaje o exilio?-, “Epílogo”, cuyo
subtítulo da nombre al libro en donde evoca y recrea una representación
londinense de mimo, que la poeta contemplara en enero de 2000: dos figuras,
la de un hombre y una mujer, de color butano o azul, que como muñecos
gigantestos se retuercen con espasmos y ruido infernal, verdadera crítica de
la censura, la corrupción, y de las sociedadea autoritarias o totalitarias, con
sus guiñapos y guiños, que llevan a los hombres como hilos. Figuras
hinchables, transformables, como camisas de fuerza, como delirios de locos.
Verdaderas pesadillas sonámbulas, marionetas, contra la que el único fuerte
es la memoria “amenazadora”. Teatralización
sin sombra de lo sagrado en “esta catedral invisible de música industrial”.
El poema acaba en tono de denuncia y augurio: “Aquellos que no quieren saber
nada abandonan el teatro / espantados y después compran un pasaje para irse
muy lejos / a algún rincón del mundo donde nadie sepa cuáles son los juguetes
/ de Bertrand”. Así la imagen del teatro y de la memoria, de nuevo, como en
el Libro de Giulio Camillo, que escribiera antes, le sirven de espejo
y la poeta pudiera decir otra vez: “EL TEMPLO SE LLAMA TEATRO / y con pilares
de intelecto y de amor / construye una energía llamada memoria” M.E.M.: El libro de Giulio Camillo es, a mi modo de ver, un libro
de gran originalidad, tanto desde el punto de vista temático como estructural.
¿Podrías hablar sobre este libro? En tu opinión, ¿es la poesía un teatro de
la memoria? C.C.: El libro de Giulio Camillo (maqueta para un teatro de la
memoria) / The Book of Giulio Camillo (a model for a theater of
memory) / Il Libro di Giulio
Camillo (modello per un teatro della memoria) es un homenaje muy personal
a Giulio Camillo Delminio, uno de los inventores más originales del
Renacimiento. Creó una maqueta de un teatro en la que un espectador único
introducía la cabeza y miraba no hacia el escenario, sino hacia las gradas
donde se encontraba toda la sabiduría del universo presentada en siete veces
siete puertas colocadas en siete gradas ascendentes. Los verdaderos actores
de este espectáculo eran la sabiduría, los planetas y los seres mitológicos.
Camillo consideraba que el estudio de su teatro daba la posibilidad de
conocer todos los rincones del alma humana y de llegar a lo más recóndito de
la mente. Mis poemas dialogan también con el Sefer Yetzirah o Libro
de la Formación, de autor anónimo, que se cree data del siglo II de
nuestra era. Se considera el más antiguo texto filosófico y metafísico
hebreo, y obra sobre la que se asiente la cosmogonía cabalística. Es un libro
críptico de extraordinario lirismo y fantasía. Su texto es un meditar en
torno a la creación divina del mundo tomando como elemento formativo las 22
letras del alfabeto hebreo. El Libro de Giulio Camillo está
ilustrado por la pintora cubana Gladys Triana. La traducción al inglés es de
Mary G. Berg (con mi colaboración) y, al italiano, de Pietro Civitareale.
Tiene una introducción del poeta y crítico inglés John Goodby. Está dividido en siete partes, cada una de siete poemas de tres
versos cada uno. Son poemas sobre la memoria. Recreación, desambular de mi
ser-memoria. Celebración de lo táctil. Autorretrato de instantáneas
personales superpuestas, confusas, a veces demasiado transparentes. Memoria,
mirada y mano (o manos) son mis cómplices en esta meditación poética. ¿¡La poesía
no/es siempre un teatro de la memoria!? María
Esther Maciel es profesora de Semiótica y
Teoría de la Literatura en la Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil. Es autora de los poemarios Dos
haveres do corpo (1984), Triz (1998) y O livro de Zenóbia (2004).
Entre sus libros de crítica se encuentran As vertigens da lucidez: poesia
e critica em Octavio Paz (1995), Liçao do fogo: amor e erotismo em
Octavio Paz (1998) y O cinema enciclopédico de Peter Greenaway (2004)
Es colaboradora, entre otras, de las revistas Agulha, Devires
-Cinema e Humanidades, Variaciones Borges, Cadernos de Tradução, Revista
Iberoamericana, y Poesia Sempre. Su
sitio en la red: http://www.letras.ufmg.br/esthermaciel Carlota Caulfield nació en La Habana, Cuba. Ha vivido en La Habana,
Dublín, Zürich, New York, New Orleans, San Francisco, Oakland y Londres. Es
autora de Fanaim (1984), Oscuridad divina (1985 & 1987), A
veces me llamo infancia/Sometimes I call myself childhood (1985), El
tiempo es una mujer que espera (1986), 34th Street & other poems (1987),
Angel Dust/Polvo de Angel/Polvere D'Angelo (1990), Libro de los
XXXIX escalones/Libro dei XXXIX gradini (1995), Estrofas de papel,
barro y tinta (1995), A las puertas del papel con amoroso fuego (1996),
Autorretrato en ojo ajeno (2001), Movimientos metálicos para
juguetes abandonados (2003) y El Libro de Giulio Camillo (2003). Otros libros: Visual Games for Words
& Sounds. Hyperpoems for the Macintosh (1993), Book of XXXIX
steps, a poetry game of discovery and imagination. Hyperpoems for the
Macintosh –CDROM (1999). Entre
los premios recibidos se encuentran el Premio Internacional "Ultimo
Novecento" (Italia, 1988), "Mención de Honor" en el
"Premio Plural" (México, 1992), "Mención de Honor" en el
Premio Internacional "Federico García Lorca" (Estados
Unidos-España, 1994), Premio Internacional "Riccardo Marchi-Torre di
Calafuria" (Italia, 1995) y la Mención de Honor en del 1997 Latino
Literature Prize del Instituto de Escritores Latinoamericanos de New York. Su
página de poesía en la red puede verse en http: //www. intelinet. Org
/Caulfield
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