Marcus Guilherme Pinto de Faria Valadares

Flávia Almeida de Castro Leite

 

Entrevistas

 

Graciela, Carla, Edith y Laura son hispanohablantes. Pero esa nos es la única característica en común de esas cuatro mujeres. Ellas también salieron de sus países de origen para hacer de Brasil sus nuevas casas. En entrevista, ellas hablaron un poco de Brasil, de sus vidas y  de sus añoranzas. 

 

Graciela Alicia Foglia

Graciela Alicia Foglia es profesora de lengua española de la UFMG. La argentina de 47 años vino a Brasil para estudiar en 1987. Lo que más echa de menos es la vida más “comunitaria”, de intercambio de conocimiento, de participación política y de discusiones, que tenía en su país. Pero en Brasil, ella logró una convivencia más pacífica con su entorno. A veces piensa en volver a su país de origen, otras no. Quien visita su país debe comer el dulce de leche y el asado, que tiene una forma especial. También recomienda sentar en un bar, con un café, y pasar la tarde leyendo; caminar por la ciudad; entrar en los bares viejos, decadentes, con historia, aunque piensa que a poca gente le gustarían esas cosas.

 

Edith Fabiola González Caballero

Ingeniera Agrónoma, estudiante de Letras y, para completar, mamá de Bruno y Fernanda en tiempo completo, Edith Fabiola González Caballero es una paraguaya que se mudó a Brasil en 1999, cuando se casó con un brasileño. Lo que más extraña es poder sentarse con su familia, mamá y hermanos, y hablar un poco en castellano y un poco en guaraní.

 

Acá tiene muchas alegrías, pero no todo Edith pudo lograr en su nuevo país. “Una de ellas es fanatizarme por un equipo de fútbol de aquí. Es imposible, parece que no es genuino, siempre seré hincha de un equipo de fútbol de Paraguay. Otra cosa que nunca conseguí es hacer las comidas paraguayas, nunca conseguí hacer "sopa paraguaya" con el mismo sabor que tiene al hacerla en Paraguay. Es por falta de ingredientes, me parece”, afirma ella. Sin embargo, la mamá de Bruno y Fernanda encontró cosas que solo existen en Brasil. Es el caso de su marido Daví y sus amigos brasileños, que hacen que ella extrañe un poco menos a su familia.

 

¿ Y si vamos a Paraguay? ¿Qué no podemos perdernos? La paraguaya, llena de opciones, contesta: “No podés dejar de conocer Asunción, si tenés algún amigo con quien puedas salir a la noche te va a gustar mucho un lugar que se llama ‘La manzana de la Rivera’ que es un bar-restaurante enfrente del palacio de gobierno, súper agradable. Hay otro restaurante muy bueno que se llama ‘La Paraguayita’ donde sirven comidas típicas y ‘parrilla completa’ (un tipo de churrasco con todos los tipos de carne, y sopa paraguaya). Ahh! no podés dejar de comer la ‘Chipa’ que es un tipo de pan con harina de maíz y queso. Seguro que los amigos (Sin duda vas a hacer un montón de amigos paraguayos) te van a invitar a tomar tereré, porque hace mucho calor. Cerca de Asunción hay una ciudad que se llama San Bernardino que en el verano se llena de gente que sale a la noche, hay muchos pubs, bares, y discotecas. Si podés viajar más o menos 400 km vas a visitar las Ruinas de Jesús y Trinidad, que son ruinas del tiempo de las reducciones jesuíticas,  eso es hacia el sur. Pero lo más valioso que podrás encontrar en Paraguay es seguramente la amistad de las personas. ¡Ojalá puedas visitar mi país algún día!”

 

Carla Inés Rozo Santaella

Carla Inés Rozo Santaella vive con su familia en Brasil. La argentina de 21 años vino a Brasil en 2002 con su familia para vivir con su padre que ya vivía acá hacía mucho tiempo. Sobre lo que más le extraña, contesta: “Extraño mucho a mi familia, abuelos, tíos y primos, además de la comida y las calles sin semejantes subidas.” La profesora de español y estudiante de Letras ama el clima de Belo Horizonte. “En mi ciudad hay estaciones muy definidas lo cual es muy lindo, pero se sufre mucho, porque o hace mucho calor o hace mucho frío.” A Carla le gustaría volver a su país natal, pero tiene miedo de la crisis que Argentina está enfrentando. ¿Y qué recomienda en su país? La chica contesta: “Mi país es grande, así que voy a decirte qué es lo que  no puedes dejar de conocer en mi provincia, que es Mendoza. Tienes que conocer el Puente del Inca, que son las ruinas de un hotel que se ubica en la montaña, que fue destruido por una avalancha. Es un lugar muy lindo que tiene aguas termales. Y tienes que probar las empanadas de carne con un buen vino mendocino.”

 

 

Laura Maria Toffoletti Fuenzalida

Chilena de origen, pero brasileña de corazón, Laura Maria Toffoletti Fuenzalida vino a Brasil con sus padres en 1995. La estudiante, que llego acá aún muy chiquita, tiene hoy 21 años. Cuando le preguntamos sobre su sentimiento en relación a Chile, responde:
 “Tengo a Chile como cualquier país extranjero, sólo que conozco algo de la cultura y todavía tengo el acento perfecto. Extraño sólo a mi familia (toda por parte de madre).” La vivencia acá le dio más intimidad con nuestro país. “Me muevo mejor acá, hay códigos sociales que ya no conozco en Chile. Pero hay hábitos simples (comida, vestir) distintos. Los desayunos y onces de allá, acá nos los tendré jamás”, completa. La chica afirma que no conoce mucho Chile. En un viaje el año pasado, descubrió la belleza del sur del país. ¿Pero, viviría allá? La respuesta es negativa. “Me veo yendo a vivir a Chile como si fuera para cualquier país extranjero, sólo tendría más contactos (y me evitaría los trámites de papeleo, claro)”, contesta. En la realidad, para ella, no hay lugar como Brasil. ¿Lo que más le gusta? “La mezcla cultural, y el Carnaval. Emborracharme con el gerente del banco o el jefe de mi mamá vestido de mujer. ¡impagable!”.